Se puede encontrar a Rafael Barker en una variedad de eventos comunitarios con una cámara o un portapapeles en la mano. Trabaja en la industria de seguros y ofrece su tiempo gratuitamente a muchos grupos de la comunidad.

“Me adoptaron de Colombia, Sudamérica; mis padres se trasplantaron aquí desde la ciudad de Nueva York. Aunque entiendo que soy un chico de campo de Sissonville, mis antecedentes adoptivos y los orígenes de la gran ciudad de mis padres ayudaron a dar forma a mi forma de ver el mundo.

Existen dificultades que se plantean en una comunidad bastante homogénea. Cuanta más exposición tengamos a comunidades fuera de la nuestra, a otras culturas, más podremos encontrar puntos en común.

Cuando consideras que el racismo no nace, sino que se enseña, tienes una idea de cómo combatir el racismo: llega al núcleo de quiénes son las personas. Tengo la genética de mi nacimiento, las experiencias de mi juventud y la perspectiva mundial más amplia de mis padres como parte de mi identidad arraigada. Aun así, mi propia identidad estaba confundida por ser genéticamente latino, pero criado por dos padres blancos en una comunidad mayoritariamente blanca.

No tenía muchos otros miembros de la comunidad que presentaran latinos en los que apoyarme para ese lado de mi identidad. La educación cultural en mi juventud consistía en 'ferias culturales' organizadas por la escuela, donde estábamos expuestos a las culturas de otros países, pero no necesariamente a la gente. No teníamos mucho currículo relacionado con la exploración de la diversidad étnica, el aprendizaje de los activistas por los derechos civiles, de ir más allá de nuestra homogeneidad.

¿Cómo podemos darles a las personas la oportunidad de ser su yo más pleno? ¿Cómo podemos trabajar juntos para que nuestra comunidad se convierta en lo mejor posible? "